Un seguro no es un contrato, es una promesa… que a mí me rompieron.

Al contrario que muchos agentes y corredores, yo no vengo de una familia del sector asegurador. Es más, yo era como tú: alguien que no entendía de seguros. En 2007, me enamoré de una casa y el director del banco, muy amigo de la familia, me dijo que para la hipoteca de 178.000 euros necesitaba un seguro de hogar y uno de vida. A mí me daba igual; me hubiese sacado 80 seguros más y los hubiese firmado, porque lo único que quería era mi casa. Una inversión de 35.000 euros en reformas que se convertiría en mi hogar para toda la vida. En 2010, un incendio provocado por unos gamberros destruyó parte de mi casa. La moto de mi vecina, que tenía la mala costumbre de aparcar sobre la acera, estaba justo debajo de mi balcón. La proximidad del fuego hizo que me comiera el incendio por completo: los toldos, las persianas y las ventanas quedaron inservibles, y el humo se metió en cada rincón, arruinando mi sueño.

Mi primera sorpresa fue mi director de banco. Me dijo que mi póliza con Caser solo cubría si la casa entera se quemaba(este es el nivel de la banca) luego, el seguro de la moto de mi vecina, Línea Directa, puso todos los impedimentos posibles y la comunidad, con su seguro de Catalana Occidente, no se preocupó… ni el administrador de fincas que no cumplió con su deber…  ni el presidente movieron un dedo porque no les afectaba directamente. Me vi sola, con una casa destruida, sin el apoyo de nadie. Fue una crisis terrible. Y me juré a mí misma que eso jamás le pasaría a nadie más.

Desde ese día, me dediqué a aprender todo sobre seguros en la escuela privada CECAS, me certifiqué y he dedicado los últimos 12 años a ayudar a personas como tú.

No vendo pólizas, creo soluciones. Mi misión es ir más allá de un simple contrato para asegurarme de que, si algo malo sucede, realmente estés cubierto.

Bienvenid@ al seguro real. Bienvenid@ a Ángela Maldonado Seguros.